dijous, 25 de març del 2010

DEMOCRACIA VIRTUAL.



LQSomos. Ángel Escarpa. Marzo de 2010.
(Entre Millán Astray y la dama con los ojos vendados).

Cuando venimos a darnos cuenta del escaso interés que despierta en la población lo político, la escasa credibilidad de que goza esta seudo democracia, la parca vocación democrática de la ciudadanía y la mísera complicidad que es capaz de arrancar en nuestra sociedad este tinglado y todos aquellos que viven de este negocio de la política, es cuando podemos ver una pintada fascista en nuestras calles, durante días y días, y a ningún edil, a ningún ciudadano con sensibilidad democrática, a ninguna autoridad se le ocurre la caridad de una intervención. (No duró más allá de una semana aquella de: ¡¡VIVA LA III REPÚBLICA!!) Ésta en cuestión rezaba así: “Caballeros, sobre el sol, Arriba España y Garzón al paredón”. Todo esto sobre el muro del Estadio Insular de Las Palmas de Gran Canaria, ciudad ésta con un alcalde PSOE, un cabildo del mismo partido y en una isla que, en el pasado, sufrió la pérdida de un diputado del Frente Popular y un delegado del Gobierno, (PCE y PSOE respectivamente) ambos fusilados en 1936, a más de numerosos ciudadanos y ciudadanas, que fueron arrojados a las simas de Arucas y Jinámar, y los que fueron agarrotados o ejecutados en Gando o en los acuartelamientos de La Isleta por intentar detener a las fuerzas franquistas en aquel infame 18 de julio, de tan triste memoria para los auténticos demócratas de este país.

En qué poco queda todo eso de la jornada de puertas abiertas en el Congreso, las lecturas colectivas del Quijote el Día del Libro en el Círculo de Bellas Artes, los discursos de SM en Año Nuevo, las celebraciones diversas el Día de la Constitución, los paseos militares el Día de las FFAA, toda esa parafernalia hueca y vacía que no sirve más que para justificar sueldos, presupuestos y cubrir el déficit auténticamente democrático que quebró con la derrota de la República.

Qué poco democrático y cuán poco didáctico todo esto para ese niño que se dirige a diario a su escuela, donde a buen seguro le hablarán de valores democráticos y del crecimiento personal, pero que probablemente no merecerá la pintada en sí ni un mal comentario por parte del docente, a pesar de que esté en juego la credibilidad del régimen. Qué poco didáctico y ejemplar también para ese joven universitario que pasa por allí con su moto, en la “guagua” o caminando y que, tarde o temprano, tendrá que defender a los ciudadanos en un juicio o tendrá que tomar decisiones en un posible cargo político.

Sin ánimo de presunción o jactancia, me pregunto aún, al día siguiente de que estas manos tomaran un bote de spray para emborronar tan infamante mensaje: ¿dónde estaban entretanto los cachorros de Antonio Cubillo?, que unos días antes desplegaban una bandera independista en su manifestación, exigiendo la “descolonización” del Archipiélago y la independencia. Esos mismos zagales que no se cortan un pelo en llamarte asesino cuando portas en las manis una bandera de la República Española. Qué dirían los poetas como Lezcano, Padorno, los Felo Monzón y los Agustín Millares, José Rivero, Fernando Sagaseta, todos los intelectuales que sufrieron cárcel o persecuciones en el franquismo; qué hubiera hecho la Policía Local o la Nacional si, a las dos de la tarde, hubieran sorprendido a un tipo, sin cobertura de partido ni organización alguna, qué hubiera hecho el señor juez si le hubieran presentado a este ciudadano delante diciendo que estaba pintando un muro con un spray. Me quedaré con la duda hasta que tenga que salir de nuevo a la calle para ejercer como antifascista.

Decir que hay un importante déficit de valores democráticos en la España borbónica quizás no sea decir nada nuevo, pero, hoy más que nunca, es necesario decir que me parece una autentica villanía que para lo único que se recuerda desde los “demócratas” de la derecha de este país a aquella República del treinta y uno es para recordarla como la “quemaconventos”, cuando, en realidad, debiera ser recordada y festejada como Día Nacional, que no fue otra cosa aquella que nos devolvió la dignidad, el título de ciudadanos libres, una conciencia nacional que nos habían negado los que en el pasado nos llevaban a los mataderos de Europa, América y África para extender su Imperio.

Cuánto mejor no harían sus “señorías” si, en lugar de celebrar un 2 de mayo que nos arrojaba de nuevo bajo los caballos de la Monarquía, hicieran justicia de una vez y, considerando lo que de ejemplarizante tuvo aquella experiencia, aquel hito en nuestra historia, el referente más importante en nuestra historia reciente, que nos dio una Constitución que sentó las bases para poner en pie esto, recuperasen los valores republicanos para nuestras escuelas, a fin de hacer de nuestros hijos y nietos ciudadanos dignos de una Tercera República, que es de lo que se trata: renovar el tejido moral de esta sociedad que se cae a pedazos, sin que se haga nada por salvarla porque, en definitiva, del Rey para abajo, aquí se está por salvar el puesto de trabajo.

Pero estaba hablando de un juez. Un hombre íntegro que, amparándose en las leyes internacionales y no en el Fuero de los Españoles de marras, estaba exigiendo responsabilidades, y justicia para esos miles de ejecutados que no conocieron la luz de estos días porque fueron asesinados en aquellos de infamia y de terror: los excesos de un franquismo que no acaba de extinguirse.

“Ellos”, cuando establecieron sus leyes y sus códigos; cuando nos impusieron sus jueces y su policía; cuando decidieron qué era legal y qué era clandestino, qué atentaba contra la seguridad del Estado fascista y qué se podía comer y leer en esta “democracia orgánica”, fusilaron a gobernadores, presidentes de Gobiernos autónomos, poetas y sindicalistas, sus manos llegaron hasta las proximidades del ex Presidente Azaña, a quien pretendieron secuestrar en su exilio para aplicarle la misma “medicina” que al Presidente Companys. Ahora, cuando conseguimos erradicar la pena de muerte de este país donde en el pasado se sufrió tanta persecución religiosa y tanto destierro, tanto hambre y tanta sed de justicia, los herederos de la España de los católicos reyes y la de los máximos beneficiarios de aquella del 18 de julio, los nostálgicos de las hogueras donde se consumían los restos de Miguel Servet, los hijos de Yagüe y de Muñoz Grandes, arman de nuevo sus garrotes vil y sus hogueras para evitar ser juzgados por la Historia.

Este juez, que tanto nos recuerda al íntegro abogado de Matar un ruiseñor, a ecuánimes jueces de la literatura y del cine, que quizás no sea la persona que nosotros elegiríamos para Presidente de la III República, quizás no mereciera nuestra aprobación como candidato para casarse con alguna de nuestras hijas, reúne todas las condiciones para convertirse en una sólida barricada desde donde combatir a los que no dudarían en ponernos de nuevo, a todos los que no compartimos su ideario, contra una pared.

¿Todavía se nos preguntará si existen razones para salir a la calle, como aquel 7 de noviembre de hace 74 años?

Ahora que, el señor Cayo y todos los personajes de Delibes, nos quedamos un poco más huérfanos.
MOVIMENT PER LA TERCERA REPÙBLICA !!!!
http://www.loquesomos.org/ // mp3 //
Centenars de milers d'exiliats, torturats i assassinats, han estat condemnats a l'oblit després de quaranta anys d'usurpació feixista del poder a Espanya. Trenta anys després d'aquella transició vergonyosa, ja és hora que tornem a tenir un veritable Estat de Dret.